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Video Arte de Argentina.
Un nuevo siglo de formas expandidas.


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Rodrigo Alonso - Graciela Taquini

 

Ares   Ar Detroy
Marta Ares. miliminal. Video. 1999. ampliar foto Ricardo Pons. Sudtopía. Video. 2000. ampliar foto


Esta muestra de video arte argentino reciente constituye un pequeño muestrario de las últimas tendencias de la imagen electrónica en nuestro país, a caballo entre el siglo que vio nacer a esta forma artística y el que seguramente será testigo de su transformación.
Las obras seleccionadas permiten percibir la tendencia al abandono de la linealidad de la cinta magnética. Muchas han sido pensadas para ambientaciones, han sido concebidas para video instalaciones, han surgido de acciones de intervención urbana o se entrelazan con trabajos de performance. Por lo menos tres dialogan con la video danza, pero también la trascienden.
En algunos casos, la tecnología digital penetra disolutivamente el registro audiovisual, induciendo una reconsideración filosófica y estética sobre el futuro derrotero de la imagen y el sonido asociado a ella. Lo digital se introduce en la pantalla trastocándola, o actúa desde la edición, transformando ritmos y relaciones formales.
Sin embargo, aún subsisten los interrogantes humanistas como motores de la pulsión creativa. El cuerpo, el espíritu del fin de siglo, la comunicación y la memoria aparecen una y otra vez como subtextos de la indagación estética. En este sentido, los artistas de las nuevas generaciones no son menos inquisidores en los aspectos filosóficos y conceptuales del arte, aunque muchas veces aparenten serlo.
A diferencia de sus predecesores, los jóvenes artistas encuentran un ámbito que acoge con gran receptividad la producción experimental. Se mueven en un circuito de museos, galerías y espacios culturales para quienes el video de creación ya no es un raro producto de la postmodernidad, sino un desarrollo del arte casi inevitable en nuestras sociedades mediáticas. De hecho, las instituciones argentinas han prodigado los premios para estas producciones en los últimos años, en un momento en que los artistas electrónicos se vuelcan con curiosidad hacia el reino de las redes y los soportes digitales.
La seducción de lo digital no es sólo estética, sino también, económica. Pues, si bien el reconocimiento ha crecido para las obras en video, no se han incrementado de igual manera sus fuentes de financiación. Los video artistas continúan en su solitaria labor de creadores y productores de sus cintas. Y cada día son más los que optan por la producción allende las fronteras nacionales, en la búsqueda de la necesaria contraparte pecuniaria, encontrando en las organizaciones extranjeras no sólo los medios para producir, sino también, el incentivo para la exploración de nuevos horizontes.
Por todo esto, la producción videográfica argentina reciente es esencialmente nómada. Sus condicionamientos no son únicamente estéticos, pero eso no hace mella a sus valores semánticos y conceptuales. Las limitaciones agudizan el ingenio o se manifiestan en las obras como emergentes de una realidad problemática. En este sentido, reflejan los aspectos más profundos de nuestra identidad en imágenes engañosamente desterritorializadas.

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Publicado en:

Muestra Buenos Aires Video (cat). La Habana (Cuba): Fundación Ludwig, 2000


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